Filólogo Ángel Cristóbal García |
(Caracas, 30/1/15). Del 19 al 29 de enero tuvo lugar en Caracas la jornada martiana,
con diversos actos culturales que celebraron los 134 años de la llegada de José
Martí a Venezuela, y el 162 aniversario de su natalicio en La Habana, Cuba.
Por Felicia Jiménez / Prensa del Sur
Fotos: María Cristóbal
Por Felicia Jiménez / Prensa del Sur
Fotos: María Cristóbal
Un
amplio programa desarrolló el Ministerio del Poder Popular de la Cultura, a
través de la Biblioteca Nacional de Venezuela y su ente adscrito la Casa Nuestra
América José Martí; con el apoyo de organizaciones sociales como la Asociación
de Cubanos y Cubanas Residentes en Venezuela, el Club Bolívar-Martí, y el
Comité de Solidaridad Venezuela-Cuba.
José
Martí arribó a costas venezolanas el 19 de enero de 1881, y llegó a Caracas dos
días después. Las incidencias de este viaje las inmortalizó en su relato Tres
Héroes, publicado en el primer número de su revista La Edad de Oro, empresa que concretó en Nueva York, en julio de 1889.
En
Caracas pronunció discursos, impartió clases de francés y oratoria, escribió el
poemario Ismaelillo, colaboró con el diario La Opinión Nacional y fundó la
Revista Venezolana, en la cual publicó su conmovedor ensayo "Ha muerto un
justo", a raíz de la muerte del destacado intelectual venezolano Cecilio
Acosta, con quien compartió veladas culturales e intercambió ideas sobre la
independencia de los pueblos americanos. A causa de este artículo publicado el
15 de julio de aquel año, se especula que el propio presidente Antonio Guzmán
Blanco, le solicitó que abandonase el país, pues Cecilio Acosta fue calificado
por el joven escritor como el más brillante opositor de Guzmán Blanco. El
futuro apóstol de la independencia cubana partió para Nueva York pocos días
después del incidente, y desde la Guaira escribió una nota de despedida al
director de La Opinión Nacional en la cual expresó su célebre frase: De América
soy hijo, a ella me debo. Déme Venezuela en qué servirla, en mí tiene a un
hijo.
Precisamente
sobre estos aspectos versó el conversatorio impartido este jueves por el
filólogo, escritor y periodista cubano-venezolano, Ángel Cristóbal García, llevado
a cabo en la Sala de Libros Raros y Manuscritos, del Instituto Autónomo
Biblioteca Nacional y Servicios de Bibliotecas (BNV) enclavado en el Complejo
Cultural Foro Libertador. Con el título de “Cecilio Acosta y José Martí: De
América soy hijo; la disertación estuvo ambientada en la época de la llegada
del prócer cubano a Venezuela, y para ello se preparó una muestra con libros,
periódicos y manuscritos de José Martí y de Cecilio Acosta. Para lograr ese
objetivo, se contó además con el apoyo del director de esta Sala, licenciado
Gabriel Saldivia, quien es además un especialista en materia de libros raros y
documentos.
Lic. Gabriel Saldivia, experto en manuscritos y libros raros. |
Según expresó el ponente, un joven Martí
de apenas 28 años de edad, llegó a Caracas precedido por una fama de escritor y
ensayista, corresponsal de importantes diarios como El Universal, de México, La
Opinión Nacional, de Venezuela, y The New York Times, de Estados Unidos; y conoció
en Caracas a un Cecilio Acosta ya en el otoño de su vida, en la más absoluta
pobreza y austeridad, pero aún lleno de ideas, quien impresionó al cubano por
la intensidad y claridad de su pensamiento.
Poco tiempo después, se produjo la
muerte de Acosta, y Martí escribió el ensayo “Ha muerto un justo”, el cual
publicó en el segundo número de Revista Venezolana, empresa editorial que fundó
aquí con la ayuda del director de La Opinión Nacional. En dicho artículo el
patriota cubano describió a Don Cecilio Acosta como un hombre que realizó
aportes no solo a la jurisprudencia venezolana, sino que desarrolló ideas, conceptos sobre el papel transformador que deben tener los pueblos en los
gobiernos y sus gobernantes. También lo llamó “el más brillante opositor de
Guzmán Blanco”.
Este artículo publicado el 15 de
julio de 1881, provocó la ira del “Ilustre Americano” –como se hacía llamar
entonces el presidente Antonio Guzmán Blanco-, y ante la negativa del
revolucionario cubano a la solicitud de Guzmán Blanco de que le dedicase una
semblanza en el siguiente número de la Revista, Martí tuvo que abandonar con
prontitud las tierra venezolanas.
El conversatorio del filólogo Ángel
Cristóbal, según sus propias palabras, evitó el lenguaje académico. El intelectual nos habló de Martí y
de Acosta desde su corazón: “No esperen titulares para ediciones de periódicos
mañana, ni párrafos rebuscados, hoy les voy a hablar de un Martí más cercano, de carne y hueso, a quien los cubanos y cubanas debemos el poder conocer, desde nuestra infancia, a un Bolívar héroe, de cuento infantil, en esa maravillosa obra que es La Edad de Oro”,
por ello insistió en la necesidad de seguir promoviendo esta publicación “que
es considerada por muchos críticos como el mejor texto dedicado a los niños y
niñas de este continente”.
Describió curiosidades sobre las
características físicas de José Martí, su vida íntima, sus relaciones con los
hombres y mujeres de su época: “Sé que detrás de ese periodista, de ese pensador,
de ese escritor, de ese político republicano y democrático, de ese filósofo y
poeta, había un hombre sensible y
apasionado, alguien que podía ser arte entre las artes y monte entre los
humildes, como su famoso verso que nos da luces sobre sus propósitos de vida:
Arte soy entre las arte, y en el monte, monte soy”.
Cristóbal García invitó a acercarse
a la Biblioteca Nacional y conocer las obras de estos dos grandes hombres, leer
sus libros y escudriñar en sus cartas, documentos y papeles que aquí se
conservan cual tesoro sagrado de la Patria. Exhortó a los jóvenes a “dejar a un
lado el facilismo del corte y pega de Internet, porque hay muchas cosas
interesantes por descubrir, mucho más educativas para las generaciones de hoy y
de mañana: conocer de dónde venimos y por qué estamos aquí”. Y acotó: “Como latinoamericanos,
debemos amar, aceptar lo nuestro y sentirnos orgullosos de ser americanos”.
Por su parte, Gabriel Saldivia,
quien fue el presentador del ponente, concluyó la grata actividad destacando
que en esta Sala, entre otras maravillosas colecciones, se encuentran los
archivos completos de Cecilio Acosta, pero también de Antonio Guzmán Blanco,
decenas de miles de documentos, ejemplares de periódicos del siglo XIX
venezolano, libros impresos en diversas épocas, así como grabados de la antigua Caracas
y del litoral Vargas, que ilustran a quienes los consultan sobre la historia de
Venezuela.